martes, 22 de septiembre de 2009

El rejunte (Escribi muchas letras las puse en la galera y las saqué escribiendolas en su orden original)

La tarde era inmensa. El sol se reflejaba en el gran mar azul, dándole su tonalidad anaranjada.
Santino se había sentado en el banco de la plaza a contemplar sus colores, sus destellos, su inmensidad. Pero no podía quedarse mucho tiempo, tenía que llegar a su casa a las 20:00, tenía una tarea pendiente y también se le acabó la batería al celular.
Luego de tomarse dos colectivos caminó cuatro cuadras y llego a su edificio. Él vivía en un departamento, pero era bastante amplio. Tenía una cocina, un comedor, un gran balcón con distintas plantas, un dormitorio y un cuarto de trabajo en el que había una computadora, impresora un escritorio y por último, pero no menos importante dos baños.
Un rato más tarde llegó su novia. Se llamaba Virginia y tenía veintidós años, su estatura era de uno setenta o uno setenta y cinco y trabajaba en un gran edificio de una empresa llamada “Páginas Doradas”. Ah, era rubia (natural). Ni bien ella cerró la puerta y puso las llaves en el canastito, él salio del cuarto cerrándolo con llave y corrió a saludarla con un gran beso que duro como dos minutos. Después del beso él le dijo, “feliz aniversario Nº 4”.
Luego ella se puso a preparar la cena, una deliciosa carne al horno con papas y batatas a su alrededor con una salsa especial que le había enseñado su madre. En la mesa había un mantel rojo con excelentes detalles, lo había tejido ella, arriba del mantel había unos finos platos y finos cubiertos comprados en Francia y copas de cristal auténticas y en el centro un vino, que no se veía la marca pero muy costoso. Sin duda era una noche muy especial.
Después de la fantástica cena, él lavo los platos y después se fueron a su cama a terminar la noche con broche de oro. A las 4:00 de la mañana él se levantó y se volvió al cuarto de trabajo para terminar su misteriosa tarea.
A la mañana siguiente, aproximadamente a las 10:18 ella se levantó y encontró una nota en el espejo de su baño que decía: “Mi amor: andá a la vereda de en frente del edificio en donde trabajás a las 15:00 y no llegues tarde”
Ella siguió los pasos al pie de la letra y allí estaba a las 15:00. Ya eran 15:02, nada. 15:18 nada. 15:25, más nada. Finalmente a las 15:40 se desprendió un gran manto desde la punta del edificio de donde trabajaba hasta el piso, e inmediatamente imágenes brotaron de la pantalla y también videos. Eso fue un gran trabajo del novio que le llevo más de 494 horas. Y en el final apareció la pregunta que ella había estado esperado hace cuatro años “¿Te querés casar conmigo?” Ahora la decisión dependía de ella…

1 comentario:

  1. Sinceramente, me gusta mucho lo que escribiste, ya te lo había dicho, pero como seguidora de tu blog tenía que firmar, sino me sentiría culpa0ble XD
    "Soy una mala seguidoraaaaa!!"
    Pero cumplo con mi responsabilidad y aquí estoy xP

    Me gusta mucho lo que escribiste, me parece muy bueno, va al punto, no te distraes con cualquier cosa, y me gusta muchísimo el final, ese "ahora la decisión dependía de ella...". La primera vez que lo leí pensé lo mismo. Que no cambiaría ese final por ningún otro.

    te felicito fer, buen trabajo!

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